3 DE
LA MAÑANA QUIZÁ
¡No!, ¡no!, ¡no! se
calmo la luz de la oscuridad
Me siento frio las
mechas y lámparas están temblando
Se mira entre ellas,
pero ya no juegan sino se ocultan
Se opacan, se anublan,
sollozan y se desnudan disimuladamente
Comparan lo que fueron
ayer y me agitan para brincar de este suelo
¡Vete!, ¡aléjate! Me
dice una voz delicada, cierro los ojos y veo mi tumba
Encima me encuentro con
el oro, la plata, y las riquezas del paraíso verde
Quiero tocar mi andar,
quiero sentir mi vida y los veo muy alejados de mí
Entre las piedras que
cubren la vida diaria veo unos cabellos muertos y helados
Ya no pueden respirar,
dejan su negrura y cogen las canas del color de los ángeles.
Me pongo en silencio y
escucho muchas voces ¡Dios mío! ¡Dios mío! Míranos
Ya estamos en camino a
tu encuentro me gruñe unos labios; siento frio y desazón
Las venas se me cierran,
la sangre se me congela y mis cabellos dejan de respirar
Levanto la mirada y veo
correr un rio rojo y en su orilla un cuerpo inerte tratando de vivir
De pronto nace
nuevamente el temblor, la riqueza se desploma sobre nosotros ¡noooooo!
Me siento feliz porque
estoy dejando de vivir sobre el oro y la plata que están sobre mí
Y en mi entorno se teje
sobre mí la tristeza al sentir la melodía del Reloj de Campanas,
El Castillo de Lourdes
sube y baja; baja y sube y las diez de la mañana no lo verán venir
Las cerreñitas ya
llegaron e imploran ¿por qué? ¿Por qué? Y su hermosura se extingue
Sus viandas
las están llenando de lágrimas y quieren comerse la muerte para no llorar.
Las palas y picos luchan
contra la tierra, los rostros de aquellos se llenan de sudor negro
Dejan de lado la
sonrisa, el chacchapado no lo necesita, uno grita toreen, toreen
¡Carajo peleen!, ¡carajo
las palas y picos ya aterrizan! Y entre las tiniebla nace una luz
¿Dónde están?, ¿Dónde
los trajo?; corre hacia mi cuerpo y me encarcelada en su pecho
Sollozando coge un
pañuelo y limpia mi desgracia y en sus manos me pongo a descansar.
YESA