A lo lejos aparece un arcoíris de luto
Los colores que debería de tener fallecieron
La palabra del hombre dice que lo mataron
Las penas y las tristezas que son los peores asesinos.
Los niños y los hombres elevan sus plegarias
Arrodillados y con los llantos nacidos
Le piden al Dios de todos que nos devuelva su alegría y
Muchos gritan que se inicie con el sepelio de el.
De pronto una trompeta con su tono fino nos anuncia
Que no podrá entonar una marcha fúnebre
Y es mejor que no inviten a ningún músico de tropa
Porque todos están ciegos y que sus dedos no ruedan.
Las flores y los animales se unen y sin la voz que no tienen
Mesclan sus movimientos para que también ellos con las lágrimas
Que nacen de sus vientres atraigan a la vida a los colores del arcoíris
De tanto mirar siento que mis manos rompen las cadenas
De la des humanidad, mis ojos ya no derraman lagrimas
Derraman deseo de romper el tiempo y el espacio
Para revivir su alegría y su brillo.
De pronto presencio que mis manos toman el color de la vida
Enfrentándose a todo lo que encuentran a su alrededor
Toman los mejores pinceles e inician a dibujar sus raíces
Sus venas y todo cuanto puede.
YESA
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